Viajes de huida. Poesías
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Un viaje de exploración interior, un camino en busca de tus sueños en busca de tus paraísos. Escapar de tu cuerpo parar tu mente. Dejar libre tu alma.
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Los colores
los olores
el humo
el fuego
las brasas
el temporal
las tormentas
la lluvia
la tempestad
las montañas
los océanos
las olas
la resaca
la niebla
la oscuridad
el filo de los
acantilados
la caída
el ascenso
los amores
los desamores
el rencor
los olvidos
el orgullo
la experiencia
la imaginación
Las traiciones
los arrepentimientos
la alegría
las decepciones
los insomnios
la poesía.
Viajes de huida.
Editorial Metamorfosis
ISBN: 978-84-126392-5-4
Tapa blanda.
Páginas: 116.
La vida, es una cuerda de equilibrista en la que la única forma de avanzar, consiste en mantener la vista en un punto fijo del horizonte, caminando hacia adelante, evitando distracciones y no permitiendo pasos en falso ni miradas de soslayo… huir hacia delante, siempre huir. Enrique Crusellas crea en sus poemas esta sensación: el sentimiento de correr, ocultarse, evadirse; aislarse del mundo común y la vulgaridad, utilizando como instrumentos de “fuga” la música, el alcohol, el sexo…y a veces, el amor.
Escritor precoz, poeta por convicción y casi por necesidad, nuestro autor ha tenido una vida nómada, que le ha hecho residir no sólo en España, si no también en Marruecos, Francia o Suiza; y es ese sentimiento de falta de pertenencia y desarraigo, el que brota y empapa cada verso de este poemario cargado muchas veces de bruma y humo de tabaco, con un inconfundible perfume a desasosiego y decadencia, entendida como una apreciación casi nihilista de la existencia.
Una vez comenté que el gran hallazgo del poeta británico Philip Larkin fue la creación de lo sublime través de imágenes simples, descubriendo la belleza de lo cotidiano; Crusellas, de igual modo, utiliza anécdotas, vivencias, recuerdos y pequeñas reminiscencias (los conciertos de la adolescencia, los primeros amores, y todas aquellas ilusiones de una juventud que ya empezaba a recibir los duros golpes de la edad adulta) para recrearse en la lírica de la sencillez, cuyo avanzar calmo no está reñido con creación de una épica trascendente, que vuelve a acercarnos a esa temática sobre la que gira toda esta colección de versos: la huida, la necesidad de escapar, comprendida como la condición sin ecuanon para continuar viviendo.
Cada poema está imbuido de esta inmediatez cuasi ansiosa, de dejar atrás todo aquello que nos ha hecho daño, aquello cuyo recuerdo y presencia, quiere encadenarnos, atarnos y no dejarnos evolucionar o crecer. Todo esto, acaba por plantearnos una duda razonable: ¿la consecución de un futuro radica en la absoluta negación del pasado? Ni mucho menos; aunque siempre estemos pendientes de ese punto al final de nuestra cuerda de equilibrista, nuestras vivencias seguirán cargadas en nuestra mochila de la memoria, haciendo a veces que flaqueemos o perdamos el equilibrio, pero teniendo en cuenta siempre, como nos enseña Crusellas, que lo importante es seguir nuestro camino elegido; sea este el de nuestra redención o en muchas ocasiones, el de nuestra destrucción.
Una reflexión sobre la condición humana a través de la poesía.
Silvia Meléndez:
Buenos días, Enrique. A lo largo de los poemas que he leído hasta ahora, en ocasiones me he encontrado con trabajos extensos, como el tuyo, y a mitad de lectura he comenzado a sentir cierto desinterés.
Pero, en tu caso, no ha sido así. Según iba leyendo cada vez estaba más intrigada por saber qué me depararía la siguiente estrofa. Has realizado un trabajo magnífico.
Gloria Espinosa Alzate :
Me quito el sombrero. Excelentes letras...Saludos colombianos.
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