Cuba.

Dejaré Cuba 
con rabia
impotencia 
dolor.
Dejaré Cuba
con recuerdos 
de gentes
amables 
educadas
respetuosas.
Dejaré Cuba
con lágrimas 
ya que aún 
queda un 
largo camino
para que
los cubanos 
puedan por fin,
vivir como se
merecen 
Dejaré Cuba
recordando
lo que me comentó 
una mujer sobre
su sobrina
que, estando en Roma,
al ver los escaparates
de las tiendas
y los supermercados 
llenos de productos
empezó a llorar.
Dejaré Cuba
pero seguro
que regresaré.

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